El maestro Hernando Londoño Jiménez se destacó siempre por la grandeza de su alma, la sensibilidad de su corazón, su integridad y la transparencia en todos los campos fundamentales de la vida. Fue una persona adornada de grandes valores y principios, cuya existencia siempre estuvo motivada por la defensa de los Derechos Humanos.

Amó profundamente su profesión de abogado penalista, campo en el cual encaró una lucha constante e intensa por humanizar el Derecho y la Justicia, por defender la libertad; por demostrar hasta la saciedad, que quien delinque es un ser humano y como tal hay que tratarlo, respetando siempre sus derechos y su dignidad de persona.

Con su extensa obra  deja un invaluable legado de ética y de sabiduría sobre los temas más agudos y profundos del derecho penal y la justicia; ello es razón suficiente para hacerla asequible a quienes luchan por sus mismas utopías e ideales y los embargan idénticas pasiones.